Rut sonriendo sosteniendo el libro

Libro: Diseñando ciudades para todos (II) Moda inclusiva

Hoy en día, la creación de productos inclusivos se está convirtiendo rápidamente en una habilidad esencial dentro de las empresas y organizaciones.

¿Y la moda inclusiva?

¿Cómo es posible que en el siglo XXI haya tanta ropa nueva, tantas tendencias nuevas, pero las prendas de moda apenas hayan innovado? Seguimos vistiendo igual, pero las necesidades de la población han cambiado. Bien porque los mayores están dando la vuelta a la pirámide poblacional, bien porque las personas con discapacidad están más presentes y exigen a los diseñadores y a las empresas que les tengan en cuenta. No hay que olvidarse de ellos, consumen moda, ¡todos los días! ¿Qué falta?

En realidad, todas las marcas y diseñadores tienen prendas inclusivas, pero no son conscientes de ello. La accesibilidad y la inclusividad se hacen inconscientemente, en función de las tendencias y las temporadas. Si, por ejemplo, está de moda un pantalón de pernera ancha, esto facilita el paso de mis pies, llevarlo con una prótesis o controlar mi bolsa de orina.

Los diseñadores no son conscientes del efecto de sus elecciones, no saben qué aspecto tiene la accesibilidad en la prenda ni a qué público beneficia. Las necesidades de las personas con movilidad reducida son distintas de las de las personas con limitaciones sensoriales (vista, oído, tacto) o cognitivas (mentales, intelectuales).

El diseño de moda es extremadamente adaptable. Incluye muchos procesos: patronaje, confección, materiales, cierres, colores y adornos. Las posibilidades de diseñar una prenda son casi infinitas y las decisiones que tomamos influyen enormemente en la accesibilidad de la prenda.

El reto es hacer moda sin necesidad de fabricar una línea adaptada a las personas con discapacidad.

Para ello, es necesario conocer las necesidades de las personas con discapacidad y establecer una base genérica para la accesibilidad de la ropa. El estudio continuo de mi empresa Movingmood ha llevado años de trabajo con distintas entidades y empresas para validar algunos parámetros.

Como resultado, definimos nueve funcionalidades a tener en cuenta a la hora de diseñar moda inclusiva:

1) Facilidad de uso: La ropa debe ser fácil de poner y quitar. El objetivo es agilizar el proceso de vestirse y desvestirse, para hacerlo sin esfuerzo físico ni estrés.

2) Autonomía: Es fundamental para sentirnos útiles y aumentar nuestra autoestima. En general, no nos gusta pedir ayuda, sobre todo cuando se trata de una tarea que hacemos todos los días.

3) Cierres: es la segunda necesidad más demandada. Queremos cerrar y asegurar nosotros mismos nuestras prendas.

4) Atractivo: La accesibilidad no está reñida con la estética. Buscamos funcionalidad y moda.

5) Ajuste: ¿Pensamos en las diferentes formas del cuerpo cuando diseñamos? Si el diseño puede adaptarse a nuestro cuerpo, conseguimos mejorar el ajuste y el aspecto de la persona que lo lleva.

6) Roce, fricción y presión: Debemos evitar todas las irritaciones de la ropa sobre nuestra piel, provocadas por costuras, etiquetas, remaches, arrugas, etc. Si no nos sentimos cómodos con la ropa que llevamos, no la usaremos.

7) Tejidos: Hay que tener en cuenta la sensibilidad y el confort térmico. Los tipos de tejidos, tintes y acabados utilizados en una prenda influyen directamente en la irritación de la piel y el control térmico corporal.

8) Restricción de movimientos: La ropa no debe restringir nuestros movimientos a la hora de realizar las actividades cotidianas, especialmente si utilizamos elementos de apoyo como muletas o silla de ruedas.

9) Seguridad: Esta es la consecuencia cuando hemos cubierto todo lo anterior.

La mayoría de las soluciones de accesibilidad son familiares y sencillas de utilizar, por ejemplo hacer pantalones con cintura elástica, o costuras que no rocen la piel, o considerar los colores adecuados para las personas daltónicas.

Aplicar la accesibilidad es sencillo, todos los diseñadores pueden hacerlo.

La forma más eficiente es incorporar la accesibilidad desde el principio del proceso de diseño, trabajar directamente con las comunidades excluidas, las personas, es una parte fundamental. Así evitamos rectificaciones y ajustes de accesibilidad posteriores, y evitamos algo esencial, hacer una línea de ropa específica para personas con discapacidad, con los costes asociados que conlleva.

Se ha demostrado que apostar por la moda inclusiva genera un gran valor para las empresas y organizaciones: aporta competitividad, innovación, aumento de ingresos y clientes, y mejora la imagen de marca.

Tener en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad multiplica por 4 el potencial de nuestros productos, porque el diseño inclusivo incorpora al mayor número posible de personas que pueden utilizar un producto o servicio, sin necesidad de alterarlo o modificarlo, sin duda una gran ventaja.

¿Está preparado para la inclusión?

El futuro es accesible.

El futuro es sostenible.

El futuro es inclusivo.

La nueva tendencia mundial es fabricar menos productos pero mejor diseñados.

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